lunes, 19 de noviembre de 2007

Las Galletitas


Una muchacha llegó al Aeropuerto, a esperar su vuelo y como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también un paquete de galletitas.…entonces fue y se sentó en la Sala de Espera, para descansar y leer tranquilamente...

…Asiento de por medio, se ubicó un hombre que abrió una revista y empezó a leer. Entre ellos quedaron las galletitas.
Cuando ella tomó la primera, el hombre también tomó una!
Ella se sintió indignada, …pero no dijo nada.
Pensó: "¡Qué descarado!!!; si yo estuviera más dispuesta, hasta le daría un golpe para que nunca más se le olvide".
…y cada vez que ella tomaba una galletita, el hombre también tomaba una.
Aquello le molestaba tanto que no conseguía concentrarse ni reaccionar…
Cuando quedaba apenas una galletita, pensó: ¿”Qué hará ahora este abusador "?.
Entonces, el hombre dividió la última galletita y dejó una mitad para ella.
Ah! No!!!. . . Aquello le pareció demasiado. Se puso a sudar de la rabia, cerró su libro y sus cosas y se dirigió al Sector de Embarque…
Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su sorpresa, allí estaba su paquete de galletitas!!…intacto, cerradito.…sintió tanta vergüenza!…
Sólo entonces percibió lo equivocada que estaba. Había olvidado que sus galletitas estaban guardadas dentro de su bolso!.
El hombre había compartido las suyas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado. Y ya no había tiempo ni posibilidades para explicar o pedir disculpas…
pero....…
sí para razonar…...

¿Cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando deberíamos observar mejor?
¿Cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas?
Y recordó que existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan:
1. Una piedra, después de haber sido lanzada;
2. Una palabra, después de haber sido proferida;
3. Una oportunidad, después de haberla perdido;
4. El tiempo, después de haber pasado.

Necesitamos albergar amor en nuestros corazones. No debiéramos estar dispuestos a pensar mal de nuestros semejantes. Debiéramos interpretar en la forma más leve posible lo que hacen o lo que dicen. Debemos ser cristianos en el sentido bíblico del término:

Todos los que lleven dignamente el nombre de cristianos, que significa semejante a Cristo, estarán llenos de piedad y pureza, de amor y reverencia por Dios, sus palabras y sus actos llevarán la impronta del cielo.
Los demás verán que ha estado con Jesús y aprendido de él. Al aprender en la escuela de Cristo, tendrá una opinión humilde de sí mismo; y aunque sea pobre en bienes de este mundo, será rico en las gracias del Espíritu de Dios, y podrá enriquecer a los demás mediante su espíritu y su influencia, porque Cristo es en él una fuente de agua que surge para vida eterna. Esparcirá a su alrededor una atmósfera de esperanza, valor y fortaleza, que avergonzará a los mundanos, egoístas, que sólo tienen profesión de fe, que tienen nombre que viven y están muertos.

" Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro " 1 S. Pedro 1:22

No hay comentarios.: