lunes, 22 de octubre de 2007

¿Por qué...?

EN la calle vi, a una niña temblando de frío con un vestidito ligero, con poca esperanza de encontrar una comida decente.

Me enojé y le dije a Dios: -
"¿Por qué permites esto?
¿Por qué no haces algo para remediar esto?"

Por un rato Dios no dijo nada y esa noche, Él respondió de pronto diciendo: - " Ya hice algo para remediarlo...Te hice a ti"


Muchas veces culpamos a Dios por todas las cosas que pasan, y le recriminamos que permite que pasen, y no pensamos en que realmente Dios confía en nosotros para hacer de este un mundo mejor.

Las apremiantes necesidades de un mundo arruinado nos obligan a emplear en su favor nuestros talentos -dinero e influencia- para hacer conocer la verdad a los hombres y mujeres que sin ella perecerían. Al responder a sus pedidos con nuestros actos de beneficencia, somos transformados a la imagen de Aquel que se hizo pobre para enriquecernos.
La gloria del Evangelio consiste en que se funda en la noción de que se ha de restaurar la imagen divina en una raza caída por medio de una constante manifestación de benevolencia.

Esta obra comenzó en los atrios celestiales, cuando Dios dio a los humanos una prueba deslumbradora del amor con que los amaba. " Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna " ( S. Juan 3:16 ).

La generosidad es el espíritu del cielo. El abnegado amor de Cristo se reveló en la cruz. El dio todo lo que poseía y se dio a sí mismo para que el hombre pudiese salvarse. La cruz de Cristo es un llamamiento a la generosidad de todo discípulo del Salvador. El principio que proclama es de dar, dar siempre. Su realización por la benevolencia y las buenas obras es el verdadero fruto de la vida cristiana.

El principio de la gente del mundo es: ganar, ganar siempre; y así se imagina alcanzar la felicidad; pero cuando este principio ha dado todos sus frutos, se ve que sólo engendra la miseria y la muerte.

Al dedicarnos a ayudar a los demás, podemos ganar preciosas victorias. Debemos consagrarnos con celo infatigable, con ardiente fidelidad, con abnegación y con paciencia a la obra de estimular a los que necesitan desarrollar su carácter. Las palabras amables y animadoras harán maravillas. Hay muchos que, si se hacen en su favor esfuerzos constantes y entusiastas, sin censuras ni continuas reprimendas, se manifestarán susceptibles de mejorar. . .

Debemos colaborar con el Señor Jesús en la restauración de los ineficientes y equivocados, para que adquieran inteligencia y sagrada pureza. Hemos sido llamados por Dios para manifestar un interés incansable y paciente por la salvación de los que necesitan que el Señor los pula. . .
Dios no negará sabiduría a los que la busquen. Le da gracia a alguno, para que a su vez la imparta a alguna otra alma necesitada. Los que creen en Cristo y caminan humildemente con él sin luchar por la supremacía, y tratan de ver qué pueden hacer para ayudar, bendecir y fortalecer las almas de los demás, colaboran con los ángeles que sirven a los herederos de la salvación. Jesús les da gracia, sabiduría y justicia, y los convierte en bendición para todos aquellos con quienes se relacionan.

Mientras más humildes son en su propia opinión, más bendiciones reciben de Dios, porque éstas no los exaltan. Usan correctamente sus bendiciones, porque las reciben para impartirlas.

Dios no nos anula, nos permite ser parte de su creación, demostrando al mismo tiempo que tenemos la capacidad para ayudar a los demás.

La próxima vez que veas una injusticia, no digas " Pobre " o "¿Por qué Dios permite esto?", sino actúa, pues tu fe se demuestra con tus actos ... vamos, demuestra a otros que Dios se acuerda de ellos...... por medio de ti.

Dios

Un hombre fue a una peluquería a cortarse el cabello y recortarse la barba. Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas. De pronto, tocaron el tema de Dios.

Peluquero - Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.

Cliente - Pero, ¿por qué dice usted eso?

P - Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe. O... dígame, ¿Acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos?, ¿ Habría niños abandonados?, ¿Habría personas y niños que mueren de hambre?
Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.

C - ¿Sabe una cosa? Los peluqueros no existen.

P - ¿Cómo que no existen? - pregunta el peluquero - Si aquí estoy yo y soy Peluquero y barbero.

C - ¡No! - no existen, porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.

P - Ah, los barberos si existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mi.

C - ¡Exacto! -dijo el cliente - Ese es el punto. Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia él y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.


El tiempo en el cual vivimos es un periodo de gran tentación, en el cual existe el peligro de dar oído a sugerencias y sentimientos erróneos procedentes de espíritus seductores, de vincularnos con ángeles malos, y de presentar tales ideas como la verdad presente.
Existe el peligro de que perdamos mucho en nuestra experiencia espiritual porque pasamos por alto las palabras que Dios nos dirige. El habla a un corazón, y a otro, y ellos oyen estas palabras y luego las consideran como cosas comunes, y no impresionan la mente. Dios quiere que las palabras hallen cabida en cada corazón.

Eva tenía todo lo que podía hacerla feliz. Estaba rodeada de orden y perfección. Y desde la caída, ha existido la intemperancia en casi todas sus formas. El apetito ha dominado la razón.

La familia humana ha seguido una conducta de desobediencia, y como Eva, ha sido engañada por Satanás para descuidar las prohibiciones que Dios ha establecido, haciéndose la ilusión de que las consecuencias no serían tan terribles como se había creído. La familia humana a violado las leyes de la salud, y ha ido a los excesos en casi todo. La enfermedad ha estado aumentado firmemente. La causa ha sido seguida por el efecto.

El sufrimiento y la muerte entraron en el mundo como resultado del pecado, y debe culparse de éste a Satanás, y no a Dios. Dios sembró " buena semilla en su campo ", pero " vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo " S. Mateo 13:24, 25


La revelación del pecado en su verdadero carácter, ha demostrado que sus verdaderas consecuencias son la desgracia y la muerte. El pecado destruyó sorpresivamente el orden que Dios había establecido, y como consecuencia, vino la discordia, enfermedades y dolor. Mientras exista el pecado, los sufrimientos y la muerte serán inevitables.
Dios no considera livianamente la transgresión de su ley. " La paga del pecado es muerte " (Romanos 6:23 ).
Las consecuencias de la desobediencia prueban que la naturaleza del pecado está en enemistad con el bienestar del gobierno de Dios y el bien de sus criaturas.

¿Podemos proseguir en el camino del pecado ante la plena visión de sus consecuencias?

Pocos piensan en el sufrimiento que el pecado causó a nuestro Creador. Todo el cielo sufrió con la agonía de Cristo; pero ese sufrimiento no empezó ni terminó con su manifestación en la humanidad.
Si queremos estudiar un problema profundo, fijemos nuestra mente en la cosa más maravillosa que jamás sucedió en la tierra o en el cielo: la encarnación del Hijo de Dios. Sólo Cristo podía representar a la Deidad... Para hacerlo, nuestro Salvador revistió su divinidad con humanidad.

Empleó las facultades humanas, pues sólo adoptándolas podía comprender a la humanidad. Sólo la humanidad podía alcanzar a la humanidad. Vivió el carácter de Dios en el cuerpo humano que Dios le había preparado. Si hubiera venido Cristo en su forma divina, la humanidad no podría haber soportado el espectáculo. El contraste hubiera sido demasiado penoso, la gloria demasiada abrumadora.

La humanidad no podría haber soportado la presencia de uno de los puros y brillantes ángeles de gloria; por lo tanto, Cristo no tomó sobre si la naturaleza de los ángeles. Vino a la semejanza de los hombres

La cruz es, para nuestros sentidos entorpecidos, una revelación del dolor que, desde su comienzo, produjo el pecado en el corazón de Dios. Le causan pena toda desviación de la justicia, todo acto de crueldad, todo fracaso de la humanidad en cuanto a alcanzar su ideal.

Muchas personas viven violando las leyes de la salud, e ignoran la relación que existe entre sus hábitos de comida, bebida y trabajo, y la salud. No comprenden cuál es su verdadera condición hasta que la naturaleza protesta contra los abusos a que se la somete, provocando dolores en el organismo.

Los que obran contra las leyes naturales del ser deben sufrir la pena de la transgresión.
Pero el Salvador se apiada de nosotros, aun cuando sufrimos dolencias motivadas por nuestro propio curso de acción equivocado.

Debemos esperar en él. El poder del Señor es ilimitado. Nosotros, pobres mortales, necesitamos purificar nuestras almas, a fin de que cuando el Señor obre no sea para nuestra ruina.
Esta es la razón por la cual tan pocos enfermos sanan. Si fueran sanados, se enaltecerían en su estima propia. Debemos aprender de Jesús a ser mansos y humildes de corazón, y hallaremos descanso para nuestras almas.

Somos transgresores de la Ley de Dios. Nuestra única esperanza de salvación estaba en que Cristo tomara sobre sí la culpa de nuestros pecados, y soportara la penalidad de la transgresión en su propio cuerpo, sobre la cruz. Ofreció un sacrificio completo, y por la ofrenda de sí mismo hizo posible que vivamos en obediencia a los mandatos de Dios. .

La gracia de Dios es grande, y quienes traten de acercarse más y más a Cristo no serán vencidos. Lo ganaremos todo si nos acercarnos a Dios.

Al hacerlo, recordemos que somos herederos de Dios y coherederos con Cristo; que debemos ser partícipes de la naturaleza divina.

La templanza

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y como las cosas le resultaban tan difíciles. no sabia como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida.

Estaba cansada de luchar. parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro, y otro...

Su padre, un chef de cocina, pensó un momento y le dijo a su hija que lo siguiera, y la llevo a su lugar de trabajo. allí lleno tres ollas con agua y las coloco sobre el fuego fuerte, pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo.

En una coloco zanahorias, en otra coloco huevos y en la ultima coloco granos de café. las dejo hervir sin decir palabra.
La hija sorprendida pero sin entender muy bien la actitud de su padre, después de contarle su problema, espero impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apago el fuego. saco las zanahorias y las coloco en un tazón. saco los huevos y los coloco en otro plato. finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. mirando a su hija le dijo:
" Querida, que ves? "

Ella respondió: " zanahoria, huevos y café ".

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. ella lo hizo y noto que estaban blandas.

Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. luego de sacarle la cáscara, observo que el huevo estaba duro.

Finalmente le pidió que probara el café y ella sonrió mientras disfrutaba su rico aroma.

humildemente la hija pregunto: "¿ que significa esto, padre? "

El le explico que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.....

La zanahoria llego al agua fuerte y dura, pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior liquido, pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.

Los granos de café sin embargo eran únicos. después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.

¿Cual eres tu? , le pregunto a su hija. cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿como respondes?

¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?.

¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, posees un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación o un despido te has vuelto duro y rígido?
Por fuera te ves igual pero eres por dentro eres áspero, con un espíritu y un corazón endurecido.

¿Eres como un grano de café? , el café cambia el agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. cuando el agua llega al punto de ebullición, el café alcanza su mejor sabor. si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tu reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.


¿Por qué fue llevado Cristo, en el comienzo de su ministerio, para ser tentado en el desierto?

Fue el Espíritu el que lo llevó. Por lo tanto, fue no porque lo necesitara personalmente, sino en nuestro favor, para vencer por nosotros... Iba a ser probado como representante de la raza humana. Fue al desierto y allí se encontró con él Satanás y lo tentó en cada punto en que pueda ser tentado el hombre.

Nuestro Sustituto y Seguridad pasó por el terreno en el que tropezó y cayó Adán. Hizo frente a los ataques de Satanás, vez tras vez, con un " Escrito está " y Satanás dejó el campo de batalla como un enemigo vencido.
Cristo ha redimido la desgraciada caída de Adán, ha perfeccionado un carácter de perfecta obediencia y ha dejado un ejemplo para la familia humana... Si hubiera fracasado en un punto con referencia a la ley de Dios, no hubiera sido una ofrenda perfecta, pues fue en un solo punto en el que fracasó Adán...

El que contempla a Cristo, comprendiendo lo que El es para nosotros y lo que somos nosotros para El, será diligente. Vivirá el plan de adición, añadiendo a su fe virtud, y a la virtud conocimiento, y al conocimiento templanza, y a la templanza paciencia, y a la paciencia piedad, y a la piedad afecto fraternal, y al afecto fraternal caridad.
Este es un proceso de crecimiento. El que coopera con Cristo no se encontrará mañana donde se halla hoy. Cada día continuará conociendo al Señor, para poder saber que su salida está preparada como la mañana.

El pueblo de Dios ha de aprender la templanza en todas las cosas. . . . Ha de eliminar de sus vidas toda complacencia propia.
Debiéramos practicar la templanza en nuestro trabajo. No es nuestro deber sobrecargarnos. A veces, quizá algunos se vean en la necesidad de estarlo, pero ésta debiera ser la excepción y no la regla. Hemos de practicar la templanza en todas las cosas. Si honramos al Señor haciendo nuestra parte, él a su vez preservará nuestra salud.
Antes de que pueda entender realmente el significado de la verdadera santificación y de la conformidad con la voluntad de Cristo, cooperando con Dios debe obtener el dominio sobre erróneos hábitos y malas prácticas

Pero, no obstante toda templanza ­ todos nuestros esfuerzos para sujetarnos a un equilibio cuidadoso a fin de hallarse en la mejor condición ­ En la carrera celestial, todos podemos correr, y recibir el premio. No hay incertidumbre ni riesgo en el asunto.
Él fue Varón de dolores, experimentado en quebranto. Debemos tener constantemente presente la vida de humildad y abnegación de nuestro divino Señor. Y a medida que procuramos imitarlo, manteniendo los ojos fijos en el premio, podemos correr esa carrera con certidumbre, sabiendo que si hacemos lo mejor que podamos, lo alcanzaremos con seguridad.

Las tentaciones vendrán sobre nosotros... Seremos sometidos a pesadas pruebas, oposición, privaciones, aflicciones; pero sabemos que Jesús paso por todas ellas. Esas vicisitudes nos son valiosas; las ventajas de ningún modo se restringen a esta corta vida; llegan a los siglos eternos...

Todas las escenas de esta vida en la que debemos efectuar una parte han de ser cuidadosamente estudiadas, pues son una parte de nuestra educación.... Debido a la bondad de Dios hemos sido rodeados por innumerables bendiciones. Por doquiera hay pruebas de su amor. La naturaleza parece regocijarse delante de nosotros.

La luz del sol y la lluvia caen sobre buenos y malos. Las colinas, mares y planicies hablan elocuentemente al alma del hombre del amor del Creador. Es Dios quien hace florecer el capullo, quien convierte la flor en fruto, y es él quien suple todas nuestras necesidades diarias. No cae un gorrión sin que deje de advertirlo el Padre.

La verdadera religión pone al hombre en armonía con las leyes de Dios, físicas, mentales y morales. Enseña el dominio de sí mismo, la serenidad y la templanza...
Hace al alma participante de la pureza del cielo. La fe en el amor de Dios y en su providencia soberana alivia las cargas de ansiedad y cuidado. Llena de regocijo y de contento el corazón de los encumbrados y los humildes.

Nuestra mente debiera elevarse en gratitud y adoración al Dador de toda dádiva y todo don perfecto.

El Ciego

Dicen que una vez, había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:

" POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO ".

Un creativo de publicidad que pasaba frente a el, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio.

Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue. Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que rescribió su cartel y sobre todo, qué había puesto.

El publicista le contestó " Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras ".

Sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:

" HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA ".

Cambiemos de estrategia cuando no nos sale algo, y verán que puede que resulte mejor de esa manera.

En tribulacion....., hay cambio

" Las calamidades pueden ser causa de crecimiento y de iluminación ", dijo un maestro.

Y lo explico del siguiente modo:

"Había un pájaro que se refugiaba a diario en las ramas secas de un árbol que se alzaba en medio de una inmensa llanura desértica. Un día, una ráfaga de viento arrancó la raíz del árbol, obligando al pobre pájaro a volar cien millas en busca de un nuevo refugio...., hasta que, llegó a un bosque lleno de árboles cargados de ricas frutas".

Y concluyó el Maestro:

"Si el árbol seco se hubiera mantenido en pie, nada hubiera inducido al pájaro a renunciar a su seguridad y echarse a volar".


Ver la vida desde el cambio

La luchar para renunciar a nuestra propia voluntad y a nuestros propios caminos, es terriblemente difícil. El orgullo, el egoísmo y la ambición deben ser vencidos; nuestra voluntad debe ser absorbida por la voluntad de Cristo. Toda la vida puede llegar a convertirse en un constante sacrificio de amor, cada acción en una manifestación de amor y cada palabra en una expresión de amor.
La gracia y el amor de Cristo arderán y abundarán en el alma, enviando sus virtudes a cada parte del ser, e impregnarán cada acción del cuerpo y de la mente

Jesús, nuestro compasivo Salvador, es el camino, la verdad y la vida.
¿Por qué no habríamos de aceptar su graciosa misericordia, creer sus palabras y promesas, facilitando de este modo nuestra vida?.

El hombre se reveló contra Dios y desde entonces ha tratado de lograr que su plan tenga éxito de hacer las cosas a su manera, en su afán de conseguir felicidad. Pero cada vez que ha tratado de llenar su mente con algo que no sea Dios, ha fracasado.
Debe haber definidamente un nivel más elevado de pensamiento, una clase más alta de estudios, cosas más sublimes que buscar que lo que ha habido en lo pasado.

Los desórdenes y las imperfecciones de las palabras y los caracteres humanos pueden restaurarse sólo por medio de Jesucristo.
Por lo tanto, él debería ser el objeto de la contemplación, el tema de conversación. Debe haber definidamente un nivel más elevado de pensamiento y acción para que comprendamos el gran plan de redención.
La única seguridad para el alma consiste en pensar bien, pues acerca del hombre se nos dice:

" Cual es su pensamiento en su alma, tal es él " Proverbios 23:7

Lo que al principio parece difícil, se vuelve fácil con la práctica, hasta que los buenos pensamientos y acciones llegan a ser habituales. Cuando se ha permitido que la mente piense por mucho tiempo solamente en cosas terrenales, es difícil cambiar los hábitos de pensar. Lo que el ojo ve y el oído oye demasiado a menudo, atrae la atención y absorbe el interés.
Pero si entráramos en la ciudad de Dios y contempláramos a Jesús en su gloria, nos acostumbraríamos a verlo aquí con el ojo de la fe.
Las palabras y el carácter de Cristo serían a menudo el objeto de nuestra conversación, y cada día se dedicaría un poco de tiempo para meditar

Los caminos de Cristo son placenteros, y todos sus senderos son paz. Si hemos encaminado nuestros pies por senderos empinados, y si en nuestro empeño de hacernos tesoros en este mundo nos hemos recargado de pesadas responsabilidades, cambiemos ahora mismo, y sigamos el camino que Jesús ha preparado para nosotros. No siempre estamos listos para venir a Jesús con nuestras pruebas y dificultades.

A veces relatamos libremente nuestros problemas, confiándolos a oídos humanos, y compartimos nuestras aflicciones con los que no pueden ayudarnos.........
Mientras que descuidamos el confiarle todo a Jesús, quien puede cambiar la tristeza en gozo y paz

Podemos cambiar

Durante un invierno muy duro, dos niños que patinaban sobre una laguna congelada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación.
Cuando de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayo al agua.
El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomo una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logro quebrarlo y así salvar a su amigo. Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron:

¿Como lo hizo?
El hielo esta muy grueso, es imposible que lo haya podido quebrar, con esa piedra y sus manos tan pequeñas!!!!

En ese instante apareció un anciano y dijo:

"Yo se como lo hizo"...

¿Como?... Le preguntaron al anciano y él contestó:

"No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo".


Podemos cambiar nuestra forma de vida

El arrepentimiento de Dios implica un cambio de circunstancias y relaciones. El hombre puede cambiar su relación hacia Dios al cumplir las condiciones que le devolverán el favor divino, o puede, por su propia acción, colocarse fuera de la condición favorecedora; pero el Señor es el mismo " ayer, y hoy, y por los siglos " (Hebreos 13:8).

La desobediencia de Saúl cambió su relación para con Dios; pero quedaron sin alteración las condiciones para ser aceptado por Dios: los requerimientos de Dios seguían siendo los mismos; pues en él " no hay mudanza, ni sombra de variación " (Santiago 1:17).

La vida es como un viaje. Hay tormentas y luz del sol, pero recordemos que nos estamos acercando al puerto deseado. Pronto estaremos más allá de las tormentas y tempestades. Nuestro deber actual es prestar atención a la voz que dice:

" Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón " S. Mateo 11:29

Debemos aceptar diariamente esa invitación. El pasado está en el libro donde se anotan todas las cosas. No podemos borrar el registro, pero podemos aprender muchas cosas, si así lo queremos. El pasado debiera enseñarnos sus lecciones. Al traer a la mente lo que en el pasado nos ha sido desagradable, que nos enseñe a no repetirlo. No se registre nada en el futuro que nos cause remordimiento después...
Cada día que vivimos estamos haciendo nuestra historia. Hoy es nuestro, ayer está más allá de nuestra posibilidad de enmendarlo o controlarlo.

Los deseos naturales del alma deben cambiar. Se debe renunciar a todo engaño, toda falsificación y toda maledicencia. Hay que vivir una vida nueva, que hace de hombres y mujeres seres semejantes a Cristo. Debemos nadar, por así decirlo, contra la corriente del mal.
El camino que conduce al cielo es angosto, cercado por la ley divina de Jehová. Los que lo siguen deben negarse constantemente a sí mismos. Deben obedecer las enseñanzas de Cristo. . .

No confiemos en el hombre, sino en Jesucristo, que murió para que pudiéramos obtener justicia.

Todos los hacedores de la Palabra de Dios serán bendecidos abundantemente. Cualesquiera sean las cruces que deban cargar, las pérdidas que puedan tener o la persecución que deban afrontar, aun cuando ésta significara la pérdida de la vida temporal, serán ampliamente recompensados, porque se les asegura la vida que se mide con la vida de Dios.
Caminan bajo la dirección del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. Verán su rostro y su nombre estará en sus frentes.

Para Pablo en Damasco, la visión del Crucificado cambió todo el curso de su vida. El perseguidor se convirtió en discípulo, el maestro en alumno. Los días de oscuridad pasados en la soledad, en Damasco, fueron como años para su vida. Su estudio lo constituían las Escrituras del Antiguo Testamento, atesoradas en su memoria, y Cristo era su Maestro.

Pablo no pensó que estaba haciendo ningún sacrificio real al cambiar el fariseísmo por el Evangelio de Jesucristo. . .
Cuando Pablo comprendió que estaba en el camino equivocado, se unió, de acuerdo con la luz divina, con un pueblo al cual había pensado borrar de la tierra. . .

Enseñó a Cristo y vivió como Cristo, y sufrió el martirio por causa de Cristo.

Cualesquiera hayan sido sus experiencias, si se entregan a Dios de todo corazón, con humildad y contrición, El los recibirá.

A todos los que por la fe reciben a Cristo como su Salvador personal, les dará poder para llegar a ser hijos e hijas de Dios victoriosos. Llegan a ser participantes de la naturaleza divina, y captan plenamente su misericordia y la gracia de su Santo Espíritu.

Gloriosa será la liberación de los que lo han esperado pacientemente y cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.

¿Por dónde empiezo?

Había una vez un hombre que tuvo un sueño, en el cual Dios le encomendaba una importante misión: Debes cambiar el mundo, para convertirlo en un mundo mejor... le dijo.

Al día siguiente, cuando el hombre despertó, se dijo: "Y ahora, ¿por donde empiezo?"

¿Entre todos los países del mundo?, pues empiezo con mi país...
¿Y de todas las ciudades?, empiezo con la mía...
¿Y entre todos los barrios?, pues empiezo con el mío...
¿Y entre todas las viviendas?, pues empiezo por mi casa...
¿Y entre todos los miembros de mi familia?, pues empezaré conmigo mismo.

martes, 16 de octubre de 2007

Las Ranas

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Las ranas se reunieron alrededor del hoyo.

Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió; Ella se desplomó y murió.

La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le grito que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir.
Pero la rana saltó cada vez con mas fuerza hasta que finalmente salió del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le preguntaron:
"¿No escuchaste lo que te decíamos?"
La rana les explicó que estaba casi sorda.
Ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más, y más para salir del hoyo.

Esta historia contiene dos lecciones:
1. La lengua tiene poder de vida y muerte.
2. Una palabra puede ayudar a levantarte o destruirte.

Tengamos cuidado con lo que decimos. Pero sobretodo con lo que escuchamos


" Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él " Colosenses 3:17

Los hombres están grandemente bajo la influencia de sus propias palabras. Ud. no comprende cuánto le afectan sus palabras. Se acostumbra a hablar de cierta manera, y sus pensamientos y acciones siguen a sus palabras. Uno se acostumbra a asegurar ciertas cosas de sí mismo, y al final las cree. Nuestros pensamientos producen nuestras palabras y nuestras palabras tienen una reacción sobre nuestros pensamientos. Si un hombre forma el hábito de usar palabras sagradas reverentemente, adquirirá la costumbre de hablar con cuidado, sabiendo que hay un Testigo de cada palabra que pronuncia. Lo mismo sucede con lo contrario.

Cuando los sentimientos se excitan y el habla se exagera, el modo de hablar siempre es extremo. Actúa y reacciona sobre nosotros mismos.
La Palabra de Dios declara: " Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado " S. Mateo 12:37.

Cuando hablamos de desánimo y lobreguez, Satanás escucha con enorme gozo, porque le agrada saber que nos ha puesto en servidumbre. Satanás no puede leer nuestros pensamientos, pero puede ver nuestras acciones y escuchar nuestras palabras; y gracias a su largo conocimiento de la humanidad, puede dar forma a sus tentaciones para sacar ventaja de los puntos débiles de nuestro carácter. ¡Y con cuánta frecuencia le revelamos el secreto de cómo puede obtener la victoria sobre nosotros!

Las tres gotas


El Alba pasó una mañana cerca de una camelia y oyó pronunciar su nombre por tres gotas cristalinas.
Se aproximo; luego posándose en el corazón de la flor, preguntó cariñosa: -¿Qué desean de mí, gotas brillantes? -¿Que vengas a decidir una cuestión - dijo la primera -. Somos tres gotas diferentes reunidas en diversos puntos. Queremos que digas cuál de nosotras vale más y cual es la más pura. -Acepto; habla tú, gota brillante.
Y la primera gota trémula habló así: -Yo vengo de las altas nubes; soy hija de los grandes mares; nací en el ancho océano. Después de andar por mil borrascas, una nube me absorbió. Fui a las alturas, donde brillan las estrellas, y de allá, rodando entre rayos, caí en la flor en la que descanso ahora. Yo represento al océano. -Habla tú, gota brillante - dijo el Alba a la segunda. -Yo soy el rocío que tiembla sobre los lirios; soy hermana de la Luna; soy hermana de las tinieblas que se forman en cuanto llega la noche. Yo represento al amanecer del día. -¿Y tú? Preguntó el Alba a la más pequeña. -Yo nada valgo. -Habla: ¿de donde vienes? -De los ojos de una madre. Soy una lágrima. -Esta es la de más valor, es la más pura. -Pero yo fui océano... -¡Yo atmósfera!... -Sí, trémulas gotas; mas esta fue corazón... Y el Alba desapareció por la región azul, llevando a la gota humilde ...


" Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos " Salmos 138:6

Los que revelan el manso y humilde espíritu de Cristo, son considerados tiernamente por Dios. Nada pasa inadvertido para él. Tiene en cuenta su abnegación, su esfuerzo para exaltar a Cristo ante el mundo. Aunque esos humildes obreros puedan ser considerados con burla por el mundo, son de gran valor a la vista de Dios. No sólo los sabios, los grandes, los benefactores ganarán un pasaporte para entrar en los atrios celestiales, no sólo el obrero muy ocupado, lleno de celo y de actividad incansable.

No; el puro de corazón, en cuyos labios no ha sido hallado engaño; el pobre de espíritu, que es movido por el Espíritu de un Cristo que mora en él; el pacificador, cuya más alta ambición es cumplir la voluntad de Dios; éstos ganarán una plena admisión. Son las joyas de Dios y estarán entre aquel número de quien escribió Juan:

" Oí como la voz de una gran multitud... que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! " Apocalipsis 19:6

El valor de las cosas


"Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto.
¿Cómo puedo mejorar?
¿Qué puedo hacer para que me valoren más?"

El maestro, sin mirarlo, le dijo:
- Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó.
Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

- E...encantado, maestro -... titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

- Bien - asintió el maestro.
Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó - toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda.
Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado - más de cien personas -, y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.
- Maestro - dijo - lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- Que importante lo que dijiste, joven amigo - contestó sonriente el maestro -.
Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo?
Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

- ¡¿58 monedas?! - exclamó el joven.

- Sí - replicó el joyero - Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...

El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

- Siéntate - dijo el maestro después de escucharlo -. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto.
¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

El verdadero valor de las cosas solo puede ser apreciado por un experto.

El divino Artífice dedica poco tiempo al material sin valor. Solamente pule las joyas preciosas para que sean dignas de un palacio. Con el martillo y el cincel elimina los bordes ásperos, preparándonos para ocupar un lugar en el templo de Dios.

El proceso es severo y doloroso. Lastima el orgullo humano. Cristo corta profundamente en la experiencia que el hombre, en su autosuficiencia, considera como completa, y elimina el enaltecimiento propio del carácter.

Quita las superficies excedentes, y aplicando la piedra a la rueda esmeril, la presiona a fin de que toda aspereza sea desgastada. Entonces, sosteniendo la joya ante la luz, el Maestro contempla en ella un reflejo de su propia imagen y la declara digna de un lugar en su templo.

Los cristianos son las joyas de Cristo. Deben brillar esplendorosamente para él, y esparcir la luz de su hermosura. Su lustre depende del pulimento que reciban. Pueden elegir ser pulidos o permanecer sin pulir. Pero cada uno que es considerado digno de ocupar un lugar en el templo de Dios debe someterse al proceso de pulimento. Sin el pulimento que el Señor da no pueden reflejar más la luz que un guijarro común.

Reunamos lo que nuestra propia experiencia nos ha revelado acerca de la excelencia de Cristo, y presentémoslo a otras personas como una joya preciosa que refulge y brilla. Así es como el pecador será atraído hacia Aquel que es representado como uno señalado entre diez mil y todo él codiciable.

La cruz del Calvario es para nosotros una promesa de vida eterna. La fe en Cristo es todo para el creyente sincero. Los méritos de Jesús borran las transgresiones y nos visten con el ropaje de la justicia tejido en los telares del cielo. Se nos presenta la corona de vida como el honor que se dará al fin del conflicto. Hay que exponer con todo énfasis estas verdades preciosas.

El Escorpión


Un día un escorpión llegó a la orilla de un río y, teniendo que pasar al otro lado, empezó a buscar un medio que le llevase sin riesgo de ahogarse. De repente, viendo a una rana que estaba tomando el sol, una idea hizo mella en su mente.

Decidió formularle su propósito preguntándole: - Oye rana, ¿podrías llevarme a la otra orilla nadando conmigo en la espalda? La rana le contestó: - ¿ De verdad me crees tan idiota? Sé muy bien que una vez subido en mi espalda me clavarás tu aguijón matándome. - No seas tonta -replicó el escorpión- ¿cómo podría hacerte eso? ¿Acaso no sabes que nosotros no sabemos nadar y que si yo te matase moriría contigo? La rana, reasegurada por este razonamiento lógico pensó: " Es verdad. Si me matara, él también se moriría... y no creo que esa idea le guste... - De acuerdo, sube. Te llevaré - dijo el batracio. El escorpión se acomodó en la espalda de la rana y ésta empezó a cruzar el río. Una vez llegados a la mitad del torrente, en el punto más profundo, el escorpión levantó su pincho y, de un rápido golpe, lo clavó en la cabeza de la rana. Esta, agonizando atónita, apostrofó: - ¿ Qué me has hecho? ¡Ahora te vas a morir tú también, necio! - Lo sé -contesto el alacrán- pero soy un escorpión y esta es mi naturaleza.


Nuestra naturaleza necesita disciplina. Debe conformarse a la naturaleza de Jesús, a fin de que El pueda cumplir el bien que quiere hacer por todos aquellos que se someten para ser modelados.

Al tomar, nuestra naturaleza, el Salvador se vinculó con la humanidad por un vínculo que nunca se ha de romper. A través de las edades eternas, queda ligado con nosotros. " Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito " (S. Juan 3:16).

Al condescender a tomar sobre sí la humanidad, Cristo reveló un carácter opuesto al carácter de Satanás... Lo dio no sólo para que llevase nuestros pecados y muriese como sacrificio nuestro; lo dio a la especie caída.
Para asegurarnos los beneficios de su inmutable consejo de paz, Dios dio a su Hijo unigénito para que llegase a ser miembro de la familia humana, y retuviese para siempre sin naturaleza humana. Tal es la garantía de que Dios cumplirá su promesa. " Un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro ". Dios adoptó la naturaleza humana en la persona de su Hijo, y la llevó al más alto cielo

El Hijo de Dios fue atacado a cada paso por las potestades de las tinieblas. Después de su bautismo fue llevado por el Espíritu al desierto, y soportó la tentación durante cuarenta días. Me han llegado cartas en las que se afirma que Cristo no pudo haber tenido la misma naturaleza del hombre, pues si la hubiera tenido habría caído ante tentaciones similares. Si Cristo no hubiera tenido la naturaleza del hombre, no podría ser nuestro ejemplo.

Si no participó de nuestra naturaleza, no podría haber sido tentado como lo ha sido el hombre. Si no hubiera sido posible que se rindiera a la tentación, no podría ser nuestro ayudador. Fue una solemne realidad que Cristo viniera a reñir las batallas como hombre, en lugar del hombre. Su tentación y su victoria nos dicen que la humanidad debe copiar al Modelo; el hombre debe llegar a participar de la naturaleza divina.

lunes, 8 de octubre de 2007

El Caballo


Todos los días el caballo salvaje saciaba su sed en un río poco profundo.
Allí también acudía un jabalí que, al remover el barro del fondo con la trompa y las patas, enturbiaba el agua.
El caballo le pidió que tuviera más cuidado, pero el jabalí se ofendió y lo trató de loco.
Terminaron mirándose con odio, como los peores enemigos.
Entonces el caballo salvaje, lleno de ira, fue a buscar al hombre y le pidió ayuda.
-Yo enfrentaré a esa bestia - dijo el hombre -, pero debes permitirme montar sobre tu lomo.
El caballo estuvo de acuerdo y allá fueron, en busca del enemigo.
Lo encontraron cerca del bosque y, antes de que pudiera ocultarse en la espesura, el hombre lanzó su jabalina y le dio muerte.
Libre ya del jabalí, el caballo enfiló hacia el río para beber en sus aguas claras, seguro de que no volvería a ser molestado.
Pero el hombre no pensaba desmontar.
-Me alegro de haberte ayudado - le dijo -. No sólo maté a esa bestia, sino que capturé a un espléndido caballo.
Y, aunque el animal se resistió, lo obligó a hacer su voluntad y le puso rienda y montura.
Él, que siempre había sido libre como el viento, por primera vez en su vida tuvo que obedecer a un amo.
Aunque su suerte estaba echada, desde entonces se lamentó noche y día:
-¡Tonto de mí! ¡Las molestias que me causaba el jabalí no eran nada comparadas con esto!
¡Por magnificar un asunto sin importancia, terminé siendo esclavo!

A veces, con el afán de castigar el daño que nos hacen, nos aliamos con quien sólo tiene interés en dominarnos. Cuando nuestros primeros padres fueron colocados en el bello jardín del Edén, fueron probados en su lealtad a Dios, Estaban en libertad de elegir servir a Dios, o por la desobediencia aliarse con el enemigo de Dios y del hombre.
La primera gran lección moral dada a Adán fue la de la abnegación. Las riendas del dominio propio fueron colocadas en sus manos...

A Adán y a Eva se les permitió participar de cada árbol del huerto, con excepción de uno. Había una sola prohibición. El árbol prohibido era tan atrayente y hermoso como cualquiera de los árboles del huerto. Se lo llamó el árbol del conocimiento, porque al participar de ese árbol, del cual Dios había dicho " no comerás " (Génesis 2:17), tendrían un conocimiento del pecado y experimentarían la desobediencia

Adán y Eva se persuadieron de que un asunto tan pequeño como comer del fruto del árbol prohibido no podría resultar en una consecuencia tan terrible como Dios había declarado. Pero ese asunto pequeño era el pecado, la transgresión de la inmutable y santa ley de Dios y abría las compuertas de la muerte y de indecibles penalidades para nuestro mundo...

No estimemos al pecado como algo trivial