
Cuando las tablas se derribaron, los florentinos, maravillados, pudieron contemplar una verdadera obra de arte: la magnífica estatua del David de Miguel Ángel, la que aún hoy es una de las joyas de la ciudad. De un bloque frío y deforme había surgido, bajo el cincel del maestro, un milagro de belleza.
Son muchos los que dicen: «Malogré mi vida. Tallé inhábilmente el mármol de mi destino». ¡No se desespere! «Dame tu vida atormentada y miserable –dice Jesucristo–, la transformaré para la gloria de Dios». Si usted entrega su voluntad a la de Dios, él hará algo hermoso de su arruinada vida.
Este es un trabajo para toda la vida, va a ser algo costoso y duro.
Las pruebas de la vida, los sufrimientos, la disciplina del Señor, nos va ir puliendo y quitando lo malo, lo imperfecto, pero que su resultado final, será que nosotros seremos perfectos y completos. Seremos la mejor obra de arte en manos del mejor escultor del Universo.
Jeremías 18:6
"¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero? He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano"
1 Corintios 1: 27 al 31
"Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Más por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloria, gloríese en el Señor"
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