lunes, 17 de septiembre de 2007

El Novio



Y a la medianoche se oyó un clamor:
¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!
S. Mateo 25:6

Cristo está sentado con sus discípulos sobre el Monte de las Olivas. El sol se ha puesto detrás de las montañas y las sombras de la noche, a guisa de cortina, cubren los cielos.
A plena vista se halla una casa profusamente iluminada, cual si lo fuera para alguna fiesta. La luz irradia en raudales de sus aberturas, y un grupo expectante aguarda en torno de ella, indicando que está a punto de aparecer una procesión nupcial.

En muchos lugares del Oriente, las fiestas de bodas se realizan por la noche. El novio va al encuentro de su prometida y la trae a su casa.
A la luz de las antorchas la procesión nupcial va de la casa del padre de la esposa a la del esposo donde se ofrece una fiesta a los huéspedes invitados.
En la escena que Cristo contempla, un grupo de personas está esperando la aparición de los novios y su séquito con la intención de unirse a la procesión.

Cerca de la casa de la novia se hallan diez doncellas vestidas de blanco. Cada una lleva una lámpara encendida y una pequeña vasija para aceite. Todas están esperando con ansiedad la aparición del esposo.

Pero se produce una demora. Transcurre una hora tras otra, y las que están esperando se cansan y se duermen.
A la media noche se oye un clamor:
"¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!"

De repente se despiertan las que dormían y saltan sobre sus pies. Ven la procesión que avanza, alumbrada por las antorchas y alegrada por la música. Oyen la voz del esposo y de la esposa.
Las diez vírgenes toman sus lámparas y comienzan a acondicionarlas, apresurándose a marchar. Pero cinco de ellas no habían llenado sus vasijas de aceite.

No presumieron que habría una demora tan larga, y no se habían preparado para la emergencia. Afligidas, se dirigen a sus compañeras más prudentes, diciendo:
"Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan".
Pero las otras cinco, con sus lámparas recién aderezadas, habían vaciado sus vasijas. No tienen aceite de sobra, y responden:
" Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas "

S. Mateo 25:8, 9
Mientras iban a comprar, la procesión avanzó y las dejó atrás. Las cinco que tenían sus lámparas encendidas se unieron a la muchedumbre, entraron en la casa con el séquito nupcial, y la puerta se cerró. Cuando las vírgenes fatuas llegaron al salón del banquete, recibieron un rechazamiento inesperado. . .

Mientras Cristo estaba sentado mirando el grupo que esperaba al esposo, contó a sus discípulos la historia de las diez vírgenes, para ilustrar con ese suceso la experiencia de la iglesia que viviría precisamente antes de su segunda venida.

En los tiempos bíblico el novio era siempre la figura central en toda ceremonia nupcial. Este hecho se ilustra en la parábola de las diez vírgenes, Mateo 25: 1 al 13

El novio siempre era símbolo de felicidad y majestad en el Antiguo Testimonio. Por esta razón Jehová a menudo es descrito como el esposo o novio de Israel.
Esta figura de lenguaje describe el pacto de relación de Dios con su pueblo. Isaías 54:5 ; Jeremías 31:32

La aplicación que hizo Cristo a sí mismo de este título lo identifica claramente como el Mesías largamente esperado.

Aquí se retrata a Cristo como el esposo solícito que ama a la novia o iglesia con amor eterno.

El símbolo del vínculo matrimonial se encuentra catorce veces en el Nuevo Testamento. En tres de los cuatro Evangelio se hace referencia a Cristo como el novio.
La hermosa relación entre Cristo, el esposo y su preciosa novia, la iglesia, se describe magistralmente en Efesios 5:27

En su calidad de novio Cristo ama, protege y defiende a su novia.
No sólo da su vida para salvarla , sino que la nutre y cuida porque su objetivo es
"Presentarla para sí, una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga, ni cosa semejante; ...antes, que sea santa e inmaculada"
Efesios 5:27

Esta relación de amor íntimo y profundo da fuerza, esperanza y seguridad mientras la iglesia espera la llegada del novio para la celebración de la cena de las bodas del Cordero.

¡Qué gozo será ver pronto, muy pronto, cara a cara al novio!
"Ver a Cristo como el novio, ocupa el primer lugar en los afectos de su pueblo".

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