jueves, 19 de abril de 2007

Hacia la comunión cristiana plena


En el Antiguo Testamento no encontramos un término específico ni tampoco alguna alusión Escritural que configure un proceso mediante el cual el hombre podía tener comunión con Dios. Por el contrario, siempre se enfatizaba que a través de los sacrificios de animales, el hombre buscaba cubrir su pecado y congraciarse con Dios (Éxodo 12:2-13; Levítico 1; 6:8-13; 8:18-21; 16:24). Sólo en el Nuevo Testamento, y gracias a la obra redentora del Señor Jesucristo, se abrieron las puertas para tal comunión (gr. Koinonía).

I. GRACIAS AL SEÑOR JESÚS PODEMOS TENER COMUNIÓN CON DIOS.
1.- El sacrificio del Señor Jesús nos limpió de todo pecado y nos presentó justos delante de Dios el Padre.- Hebreos 9:24-28. 2.- El Señor Jesús nos acercó a Dios.- Juan 14:6.

II. LA COMUNIÓN CON DIOS Y CON LOS HERMANOS IDENTIFICA EL CRECIMIENTO CRISTIANO
1.- La comunión con los hermanos y con Dios es una de los propósitos dentro del crecimiento cristiano.- 1 Juan 1:3. a.- Mediante la presencia de Dios en nosotros, por la obra del Espíritu Santo, el Señor Jesús anunció una comunión plena.- Juan 14:20. b.- La comunión fue anunciada por el Señor Jesús como esencial para que se produjera el crecimiento cristiano.- Juan 15:4-6. c.- El Señor Jesús rogó al Padre que guardara a sus seguidores en unidad.- Juan 17:11, 20-23. 2.- Los primeros cristianos evidenciaron comunión (gr. koinos) en sus relaciones interpersonales.- Hechos 2:41, 42; Gálatas 2:9. 3.- Dios nos llamó a una vida de comunión con Él, y con Jesucristo, su Hijo.- 1 Corintios 1:9; 2 Corintios 13:14.

III.- LA COMUNIÓN PLENA CON DIOS Y CON LOS HERMANOS SE REFLEJA CON HECHOS.
1.- Gracias a la obra del Espíritu Santo en el cristiano, se puede producir una comunión con Dios pero también con los demás. Hay buenas relaciones interpersonales.- Filipenses 2:1, 2.

a.- La comunión con Dios y con los hermanos echa fuera toda rivalidad.- V. 3 a.

b.- La comunión con Dios y con los hermanos enfatiza el respeto mutuo.- V. 3 b.

c.- La comunión con Dios y con los hermanos estimula a hacerlo todo para el bien común.-V. 4. 2.- Gracias a la comunión con Dios y con los hermanos, el cristiano aprecia los sufrimientos como el hecho de compartir los padecimientos de Cristo.- Filipenses 3:7-11. 3.- Si nuestro testimonio de vida no refleja a Cristo, no hemos avanzado en una comunión plena con Dios y con los hermanos.- 1 Juan 1:6, 7.

Conclusión.
Dios nos llamó a experimentar la comunión plena. Tal comunión es con Dios el Padre y con su Hijo Jesús. Se produce gracias a la obra redentora de Cristo en la cruz. Él envió el Espíritu Santo por el cual logramos esa íntima comunión. Pero además, esa comunión plena nos lleva a una comunión con quienes nos rodean, en amor. Quien no mantiene buenas relaciones interpersonales es evidente que no ha alcanzado una comunión plena y debe profundizar en ella, con ayuda de Dios.

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