jueves, 19 de abril de 2007

Vivir en Cristo y con Cristo es: nacer, crecer, morir y resucitar con él, y con él ser glorificados

La crucifixión y la resurrección la vivimos cada día y la celebramos cada primer domingo en la Cena del Señor. Porque la gracia se ha manifestado y nos viene por aquél que murió y resucitó por nosotros. Del Resucitado y en el Espíritu nos viene el poder para vivir, "el poder de la resurrección", como el Apóstol Pablo lo recuerda una y otra vez.
"Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, todas son hechas nuevas" 2 Cor. 5:17


La llamada Semana Santa es una invitación a ver, de modo más profundo, la historia del Evangelio sobre la muerte y resurrección - la de Jesús y la nuestra. Es un trayecto emocional y espiritual para prepararse para el Día de Pascua donde celebramos la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Es un tiempo de concentración, para anticipar las noticias de la Pascua, el drama de la redención, la historia de la traición, el dolor, la muerte y el milagroso triunfo sobre la muerte. Es un tiempo para dirigir nuestro rostro hacia la verdad y no alejarnos de ella.
Es sobre todo, un llamado a poner el fundamento de nuestra existencia, no en nosotros mismos, sino en Cristo Salvador, el que puede librarnos de la corrupción y la muerte. Cristo es medicina de inmortalidad.

· Que no te gloríes de ti mismo; tus talentos los recibiste para servir.
· Que no te consideres dueño de nada, sólo humilde administrador.
· Que aprecies el valor de las cosas sencillas.

· Que vivas el momento presente

· Que no temas la muerte.

El cristiano debe gloriarse en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. No es sólo dolor y humillación, es salvación y victoria, es el signo del amor más grande. Por otra parte, la cruz no es para lucirla, sino para vivirla. El signo de la cruz nos compromete a vivir un amor entregado hasta el fin, como el de Cristo.
· Que sepas llevar la cruz de cada día.
· Que sepas aceptar tus dolores y fracasos.
· Que sepas compartir la cruz de los hermanos.

· Que nunca pongas cruces a los demás.

· Que unas siempre tu cruz a la de Cristo.


La oración es vida del alma, necesidad permanente. Es el momento donde se intensifica la escucha de la palabra y la relación dialogal con Dios. Se nos ofrece el ejemplo de Cristo, que se retiraba al desierto y subía a la montaña para orar.
· Que sea íntima y auténtica, "en espíritu y verdad".
· Que dejes al Espíritu que ore en ti siempre.
· Que no dejes de repetir: Abba (Padre)

· Que te unas a los hermanos en la oración, que te unas a la Iglesia que ora en comunión.
· Que aprendas a escuchar.

Nuestras obras deben ser frutos de la misericordia que un día experimentamos en nuestra vida. Todo caminar hacia Cristo implica un caminar hacia el hermano, especialmente el más necesitado. Si nadie "puede ser feliz a solas", incluso nadie puede ser cristiano a solas. Cristiano es el que abre la mano para compartir, el que tiende su mano para ayudar, el que ofrece su mano para servir.
· Que sea fruto del amor, un verdadero compartir, no sólo dar lo que te sobra.
· Que seas humilde, que pidas perdón al pobre por el pan que le das

· Que ayudes al pobre para que no necesite tu ayuda.

· Que veas en el pobre a Jesucristo.


CRISTO EN LA VIDA DE LOS CREYENTES.
Rom. 8. 34
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Jesús asciende y deja de ser la presencia limitada a un lugar, a un pueblo, a una época. Como una luz que a medida que sube ilumina más lejos, a más personas, a más territorio...En todo el mundo, en toda la historia, en todos los pueblos, hay hombres y mujeres que dirán a los incrédulos que Cristo vive, que hablan con Él, que sienten su compasión, que reciben su inspiración. Que porque Él ascendió a la diestra de su Padre de donde vendrá juzgar a los vivos y a los muertos , y que mientras tanto recibe nuestras oraciones, vela por nuestras soledades, inspira nuestros sueños de justicia, habita en nuestros gestos de amor, está presente cuando nos reunimos en su Nombre, como hoy ,aquí y ahora. Y no porque Él está en el cielo, alto y lejano, si no porque el cielo está en Él cálido y cercano, recibiendo nuestra fe, nuestro canto, nuestro amor :”Nuestro cielo se halla en Ti”.

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