martes, 16 de octubre de 2007

El Escorpión


Un día un escorpión llegó a la orilla de un río y, teniendo que pasar al otro lado, empezó a buscar un medio que le llevase sin riesgo de ahogarse. De repente, viendo a una rana que estaba tomando el sol, una idea hizo mella en su mente.

Decidió formularle su propósito preguntándole: - Oye rana, ¿podrías llevarme a la otra orilla nadando conmigo en la espalda? La rana le contestó: - ¿ De verdad me crees tan idiota? Sé muy bien que una vez subido en mi espalda me clavarás tu aguijón matándome. - No seas tonta -replicó el escorpión- ¿cómo podría hacerte eso? ¿Acaso no sabes que nosotros no sabemos nadar y que si yo te matase moriría contigo? La rana, reasegurada por este razonamiento lógico pensó: " Es verdad. Si me matara, él también se moriría... y no creo que esa idea le guste... - De acuerdo, sube. Te llevaré - dijo el batracio. El escorpión se acomodó en la espalda de la rana y ésta empezó a cruzar el río. Una vez llegados a la mitad del torrente, en el punto más profundo, el escorpión levantó su pincho y, de un rápido golpe, lo clavó en la cabeza de la rana. Esta, agonizando atónita, apostrofó: - ¿ Qué me has hecho? ¡Ahora te vas a morir tú también, necio! - Lo sé -contesto el alacrán- pero soy un escorpión y esta es mi naturaleza.


Nuestra naturaleza necesita disciplina. Debe conformarse a la naturaleza de Jesús, a fin de que El pueda cumplir el bien que quiere hacer por todos aquellos que se someten para ser modelados.

Al tomar, nuestra naturaleza, el Salvador se vinculó con la humanidad por un vínculo que nunca se ha de romper. A través de las edades eternas, queda ligado con nosotros. " Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito " (S. Juan 3:16).

Al condescender a tomar sobre sí la humanidad, Cristo reveló un carácter opuesto al carácter de Satanás... Lo dio no sólo para que llevase nuestros pecados y muriese como sacrificio nuestro; lo dio a la especie caída.
Para asegurarnos los beneficios de su inmutable consejo de paz, Dios dio a su Hijo unigénito para que llegase a ser miembro de la familia humana, y retuviese para siempre sin naturaleza humana. Tal es la garantía de que Dios cumplirá su promesa. " Un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro ". Dios adoptó la naturaleza humana en la persona de su Hijo, y la llevó al más alto cielo

El Hijo de Dios fue atacado a cada paso por las potestades de las tinieblas. Después de su bautismo fue llevado por el Espíritu al desierto, y soportó la tentación durante cuarenta días. Me han llegado cartas en las que se afirma que Cristo no pudo haber tenido la misma naturaleza del hombre, pues si la hubiera tenido habría caído ante tentaciones similares. Si Cristo no hubiera tenido la naturaleza del hombre, no podría ser nuestro ejemplo.

Si no participó de nuestra naturaleza, no podría haber sido tentado como lo ha sido el hombre. Si no hubiera sido posible que se rindiera a la tentación, no podría ser nuestro ayudador. Fue una solemne realidad que Cristo viniera a reñir las batallas como hombre, en lugar del hombre. Su tentación y su victoria nos dicen que la humanidad debe copiar al Modelo; el hombre debe llegar a participar de la naturaleza divina.

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